martes, 9 de noviembre de 2010

Se repite el fenómeno del Rosetón de la Seu

Como cada 11 de noviembre, desde las 08'00 horas de la mañana la claridad del rosetón grande de la Catedral, se sitúa justo debajo del frontal (más pequeño).


El ingenio inconsciente de los arquitectos de la Seu se manifiesta siglos después de la construcción con un juego de luces entre rosetones.

¿Debe ser fruto de la casualidad el juego de luces que hacen los rosetones de la Seu, cada año, los días 2 de febrero, la Candelaria, y el 11 de noviembre, día de San Martín?

Según los entendidos, estudiosos de las matemáticas, los arquitectos y maestros de obras que construyeron la Catedral no lo tuvieron en cuenta. Pero la ubicación de las oberturas de la Seu y la inclinación del eje de la tierra en estos días hace que el fenómeno se produzca.

Sea como sea, el día 2 de febrero la claridad entra por el rosetón mayor de la Seu -el que se encuentra situado sobre el altar- y se proyecta justo bajo del rosetón de la fachada, cuando son las 8 de la mañana.

Lo cierto es que esta fecha sólo tiene connotaciones religiosas. De Navidad al día de la Mare de Déu de la Candelera hay 40 días justos. Precisamente éste era el periodo en que, según los judíos, los niños tenían que ser presentados en el templo, tal como lo hicieron con el Niño Jesús en Jerusalen. De todos modos, este día marca la cresta que conduce a la primavera.

Es a partir de ahora cuando se sabe que el día -las horas de sol- ya se ha alargado, aunque sea sólo por un poco.

Es precisamente en este tiempo cuando ya se empieza a contar el que falta para Carnaval, o "darrers dies" ("últimos días").

Los hay que relacionan el día de la Candelaria con un rito de fecundidad, porque es cuando la tierra comienza a despertarse del invierno para volver a ser productiva otra vez. Célebre es el dicho de: "Si la Candelera riu, lluny és l'estiu; si la Candelera plora, l'hivern és fora" ("si la Candelaria rie, lejos está el verano, si la Candelaria llora, el invierno se acaba" -cuando dice "llora" se refiere a que llueve).

Lo cierto es que los que quieran presenciar este espectáculo sólo tienen dos oportunidades al año. Eso sí, tanto en un día como en el otro, los visitantes han de ser madrugadores. La luz no espera a nadie y el efecto óptico dura cuestión de segundos.

LAS MEDIDAS DEL ROSETÓN.

El rosetón sobre el altar, gran protagonista del espectáculo, tiene un diámetro de 13,3 m, un área de 97,5 m2 y está formado por 12 triángulos equiláteros y 12 triángulos con un arco de circunferencia, que están llenos de vidrios de colorines. Con estas proporciones, es uno de los más grandes del mundo. Fue abierto en 1370 y no fue hasta 229 años más tarde que le fueron colocados los vidrios.

Durante las fiestas de Navidad la proyección se produce más arriba y solapa el rosetón (es decir, se proyecta justo encima uno del otro).

Durante el resto del año, la proyección ni siquiera pisa la pared del rosetón, sino que pasa por el suelo en la zona de los bancos.

No consta que exista ningún rastro escrito de la intencion del impulsor de la Catedral, Jaume II, a la hora de explicar el fenómeno, aunque la Seu está orientada a 120 grados sudeste, es decir, hacia el punto por el que nace el sol durante el solsticio de invierno.

Es probable que en este hecho se esconda el símbolo de Dios como la luz; la tradición considera el solsticio como el momento en que la luz vence a las tinieblas.

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